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Análisis de Baby Storm

Los chicos de Baby Corp logran con Baby Storm hacernos disfrutar cuidando unos pequeños demonietes en este alocado cooperativo para Nintendo Switch. Si te digo que cuidar bebés en una guardería puede ser entretenido, te reirías de mí, pues bien, más de una carcajada soltarás en este juego que sigue la estela de propuestas como el magnífico Overcooked!, pero al que tal vez le falta algo más de embarazo para pulirse un poco.

Este bebe no se está quieto

Todo está claramente pensado para jugar en grupo y os recomiendo buscar siempre al menos a otro babysitter, pues  aunque puede variar de jugador a jugador, me ha dado la impresión de que en solitario la mecha se le puede agotar demasiado pronto. Con esto, la propuesta es sencilla, eres un canguro que con máximo de tres jugadores más, tendréis que ocuparos de cubrir todas las necesidades de estos ruidosos y revoltosos niños que nunca se están quietos. Los peques tendrán hambre, querrán juguetes, se harán caca, se pelearán entre ellos y un sin fin de locas situaciones en las que tenéis un máximo de tiempo para actuar o se pondrán a llorar. Esto último es muy importante, ya que si lloran perderéis el multiplicador con la posibilidad de una buena puntuación, necesaria para obtener medallas y desbloquear los siguientes niveles.

Por suerte la mayoría de las acciones son muy sencillas, se resuelven con uno o dos botones y las dominareis en pocos minutos. La complejidad la encontrareis cuando tenéis varías tareas y toca coordinaros entre vosotros para resolverlas de la forma más eficiente (cuidado con chocaros) o intentar elegir bien el orden cuando juegas sin amigos.

Los niveles están divididos en varios grupos con diferentes ambientaciones como la guardería o la edad media y van introduciendo cada vez más tareas  (algunas no las hagáis en casa, por dios, como lanzar niños por el aire, seguro que existe una ley contra eso). Algunos son muy originales y nos complican la faena con variaciones en los terrenos, elementos en movimiento y objetos que nos molestan a la hora de desplazarnos o intentar coger cosas.

Visualmente una locura… de loco

Estéticamente es algo simple con texturas planas y de poco detalle en un diseño cartoon muy alocado y desenfadado. Animaciones y efectos sin complicaciones que acompañan un juego que mantiene un nivel justito, pero que debido a su ambiente chiflado puede entrar por los ojos y por los oídos, con canciones joviales que acompañan lo suficiente la acción, aunque serán los lloros, gritos o risas de los niños lo que captará más tu atención.

La interfaz sigue la misma línea, siendo in-game bastante fácil de seguir todos los elementos y opciones en pantalla, pero con menús con algún error puntual de flujo o de claridad (tarde en ver las medallas al conseguirlas, por ejemplo). Aún así, son bastante directos y mantienen bien el estilo infantil majareta de todo el juego.

Resaltar el tutorial que sin ser perfecto evita cadenas de texto o aburridos pasos y que con cuatro indicaciones integradas en el escenario, te mete directamente a jugar y a aprender las mecánicas básicas. Luego cuando se añade una nueva mecánica son las pantallas de carga en forma de tips, las encargadas de las indicaciones necesarias, siempre sin texto y usando elementos gráficos.

Un bebe algo prematuro

Y es aquí en la parte técnica donde encontramos los mayores problemas del juego. Nosotros (en partidas en solitario, de dos y de tres personas) nos hemos encontrado unos cuantos bugs que en algunos momentos han provocado situaciones de frustración y con algún jugador queriendo dejar de jugar, ya que afectan a la jugabilidad y al ritmo del juego.

Problemáticos han sido los distintos fallos en la respuesta de los controles. Más de una vez el juego no responde bien y pasas de largo algún objeto o niño. También sufrimos objetos atascados en sitios a los que es imposible llegar, niños perdidos en la nada o un balance en los eventos extraño. Está claro que juegos de este tipo deben de tener cierta aleatoriedad para mantener la diversión en un mismo nivel, pero en demasiados momentos se nos han juntado situaciones que nos han dado la sensación de falta de equilibrio.

No hemos podido evitar sentir cierto regusto amargo por ejemplo, al encontrar largos segundos sin ninguna tarea que nos han roto el ritmo e incluso más de una vez al final del nivel a punto de alcanzar una medalla, tocando empezar de nuevo. Tal vez el juego recibirá actualizaciones que mejoren estos aspectos, pero de momento el análisis se basa en la versión que tenemos y hemos jugado.

Como nota final, para los papás o mamás… será poco más que un día en la oficina y puede ser curioso jugar con vuestra pareja. Al menos podréis reíros de los “problemas” diarios de tener un niño correteando por casa o acabar llorando juntos por veros reflejados en la pantalla.

El juego se puede descargar en la eShop de Nintendo Switch, pero si os interesa las ediciones físicas podéis haceros con una.

Resumen
Es cierto que puede hacerse algo repetitivo para ciertos usuarios y también que jugando solo se le acaba rápido la chispa, pero en compañía puede llegar a ser muy disfrutable. Si podéis sortear las frustraciones de algunos de sus bugs, encontraréis un cooperativo recomendable que será capaz de sacaros más de una sonrisa a través de su locura y chiflada propuesta.
6.5
Justo
Escrito por
No soy friki... soy Link con espada maestra.

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