Tras su paso por PC hace aproximadamente un año, llega al fin a Nintendo Switch (única consola en recibirlo por ahora) Blade of Darkness, la remasterización del juego español que muchos conocimos bajo el nombre Blade: The Edge of Darkness y que en su día nos hizo frustrarnos por su control y su dificultad, pero también disfrutar de lo lindo gracias a su crudeza y a su sistema de combate y escenarios oscuros y grandilocuentes; todo esto una década antes de que viera la luz el primer Souls.
El Sol se oscurecerá
Blade of Darkness parte de una premisa muy simple como es el eterno enfrentamiento del bien contra un mal que despierta una y otra vez pero sabe maquillar algo tan manido gracias a la inclusión de 4 héroes cada uno con sus propias motivaciones que contarán con caminos distintos aunque acabarán confluyendo cuando llevemos ya unas cuantas horas de juego. 4 héroes que también se controlan de manera diferente, destacando el bárbaro y el caballero frente al enano y la amazona por su mayor variedad de combos.
Y es que aquí, como imagináis, lo importante será luchar contra toda clase de demonios, algo que haremos de una manera más táctica y cruda de lo que estamos acostumbrados en los tiempos modernos, no en vano hablamos de un título con más de 20 años a sus espaldas, para bien y para no tan bien. Para bien porque, aunque difícil, su sistema de combate es sumamente satisfactorio una vez le cogemos el truco a las esquivas (nada de rodar ridículamente como pollos sin cabeza), bloqueos, ataques y contraataques, viendo además cómo se cercenan todas y cada una de las extremidades de nuestros enemigos dejando ríos de sangre a su alrededor, y para no tan bien porque, aunque es la primera vez que se ha trasladado el manejo a un mando, con mucho acierto además, sigue siendo tosco en cuanto a movimientos, limitando por ejemplo el paso lateral a cuando estamos encarados con un enemigo, lo que dificulta la exploración libre de los escenarios. Sin embargo, es algo que palidece frente a las múltiples opciones de matar que tenemos a nuestra disposición, ya que también podremos disparar arcos e incluso lanzar cualquier objeto que tengamos en la mano, incluidos miembros de los adversarios muertos, o mutilados, vaya, porque podremos acabar con la vida de un enemigo usando su propio antebrazo para ello. Sí.
Pequeños hándicaps, el del paso lateral y también el de lo impreciso de los saltos, que realmente no ayudan a recorrer a la velocidad que nos gustaría sus variados y oscuros entornos, donde además encontraremos varios rompecabezas a resolver (con un buen uso del fuego, entre otros), puertas cerradas que solo se abren con llaves custodiadas por guardias y varios secretos más, ya sea en forma de pócimas, escudos o armas, de lo más variadas. Todo esto, amén de sesgar vidas, lo haremos mientras subimos de nivel y aumentamos nuestros puntos de fuerza y vida, y es que al principio no será raro que demos con algún mandoble demasiado pesado para usar en nuestro estado actual pero que podremos guardar para más adelante, cuando ya tengamos el músculo necesario para blandirlo. Elementos RPG que se suman a los de aprender nuevos movimientos y técnicas conformando así un conjunto sólido que sorprende incluso a día de hoy.
Lo que no sorprende tanto, evidentemente, es su apartado visual, aunque en su día alabáramos el trabajo realizado por los españoles Rebel Act Studios. No es que sus bosques, pantanos, castillos, cuevas y demás localizaciones no estén bien recreadas, teniendo en cuenta su edad, es que el trabajo realizado en la remasterización ha sido justito. Ya hemos dicho que no se ha añadido el tan demandado paso lateral fuera de los combates, pero es que en lo visual quitando la mejora en la iluminación y el paso a las HD en formato 16:9… poco se ha hecho. De hecho, los vídeos pregrabados siguen siendo en 4:3 y la voz, en español claro está, se oye tremendamente distorsionada. Una lástima, porque el resto de efectos de sonido son buenos y contundentes (te sube la testosterona simplemente navegando por el menú), así como su banda sonora, donde no faltan la percusión y los silencios, ay, los buenos silencios en los juegos serios.
Blade of Darkness llega por tanto hasta nuestros días con cosas buenas y cosas mejorables. Su adaptación al mando ha sido buena, puede que sea como mejor se juega, pero podía haberse revisado un poco más el tema controles y sobre todo los apartados visual y sonoro. No son malos, pero quizás sí demasiado fieles. Eso y su dificultad puede que sea lo único que os aleje de todo un adelantado a su tiempo que aún hoy sorprende.
