La franquicia de Akira Toriyama tiene una relación tan estrecha con la industria del videojuego que casi crecieron de la mano hasta ser tal y como son ambos actualmente. Eso se refleja en una cantidad ingente de productos generalmente del género de la lucha pero nunca antes como lo que encontramos en Dragon Ball: The Breakers.
Atrapados en una brecha temporal
Con unos seguidores tan inagotables como los propios Saiyans no es de extrañar que, con el éxito de la nueva serie de anime, desde Bandai Namco quieran seguir exprimiendo esa fuente de ingresos con varios productos y en este caso enfocándolo al ámbito multijugador. Porque Dragon Ball: The Breakers es una experiencia de supervivencia donde encarnamos, principalmente, a unos terrícolas comunes que luchan por escapar de la amenaza de uno de los grandes villanos que ya conocemos.
Técnicamente es un juego completamente austero.
Las reglas son sencillas: reunir una llaves que permiten reactivar la nave temporal y salir ilesos. Y es que parece ser que Trunks, como guerrero y protector de temporal es el responsable de poner a nuestra disposición toda esta parafernalia y dejar el espacio tiempo en su sitio… aunque lamentablemente no puede ayudarnos como estaba previsto. Cada partida por lo tanto se basa, por cualquier medio, en activar dicha nave. Para conseguirlo, junto a seis jugadores más, recorreremos las diferentes zonas (urbanas, montañosas…) buscando la llave correspondiente de cada una mientras montamos en motos para desplazarnos más rápido, usamos cápsulas Hoi-Poi, rescatamos supervivientes… y conseguimos armas.
Y es que no solo huyendo podemos alcanzar nuestro objetivo, ya que Freezer, Célula o el enemigo del momento, nos hará la vida imposible. Sobre todo sabiendo que es controlado por otro jugador y sabe de qué pie cojean el resto de jugadores. Pero como la invención humana nos es suficiente para acabar con ellos contamos, como buen twist temporal, con cubos de poder que nos ofrecen las habilidades de un Saiyan.
Ofrece unas partidas sorprendentemente variadas pero también desequilibradas y con un control mejorable
¿Equilibrio de poder?
Obviamente estas habilidades no son para siempre y habrá que medir bien cuando utilizarlas: sea para escapar de una situación comprometida, si el enemigo es más fuerte, o para enfrentarnos al rival si estamos preparados. Como esto va de colaborar, nuestro poder no será suficiente para acabar con el Freezer de turno y solo servirá para reducir algo su vitalidad.
Los escenarios están repletos de objetos con los que interactuar.
Dragon Ball: The Breakers ofrece unas partidas sorprendentemente variadas y por sus amplios escenarios incluso podremos encontrar las valiosas Bolas de Dragón, como no podría de se otro modo, con la ayuda del radar. Al conseguirlas Shenron nos concederá una deseo, un boost para la partida, que facilitará algo el trabajo de huida, como por ejemplo incrementar nuestro poder para enfrentarnos cara a cara al rival.
Además de esto habrá otros radares que mejoran su funcionalidad para detectar las llaves antes mencionadas e incluso a los civiles escondidos por el escenario y obtener así recompensas al salvarlos. Todo esto siempre y cuando no seamos nosotros los que controlemos al poderoso villano, momento en el cual nuestro objetivo es radicalmente diferente: destruir todo a nuestro paso. Así pasamos a buscar, arrasando casas y montañas, al resto de jugadores pero también destruir los mecanismos que permiten activar la gran nave temporal y alzarnos con la victoria. Con el poder suficiente incluso podemos arrasar zonas completas haciéndolas inaccesibles para limitar las posibilidades de los terrícolas.
El apartado audiovisual es totalmente decepcionante
La problemática de Dragon Ball: The Breakers es que los villanos tienen una fuerza descomunal y pueden acabar con los jugadores en un santiamén. Estos por su parte requieren de un tiempo excesivo para activar las llaves y alguna que otra acción, dejándolos completamente desprotegidos rezando para no ser descubiertos o jugando si o si, en equipo…aunque no nos podamos comunicar con ellos más allá de unos simples gestos. Tras muchas partidas es fácil que el villano, si es medianamente espabilado, no tenga muchos problemas en hacerles la vida imposible a los demás, algo que sin duda decanta la balanza en exceso.
Por esto mismo las partidas se tornan complicadas, algo normal por otro lado, para el grupo de jugadores que buscan huir dependiendo en exceso de la fortuna al encontrar las llaves, de la habilidad de su grupo y también, de forma inevitable de la del enemigo. A las primeras de cambio estaremos perdidos, probando suerte abriendo cofres para toparnos con el ítem adecuado y consultando un mapa, desde le menú de pausa, demasiado ambiguo
Completando partidas y misiones conseguimos diferentes monedas y experiencia para personalizar a nuestro héroe.
Economía y temporadas
Pero toda esta zona de combate no sirve para jugar partidas sin más, si no como base para sumar experiencia tras cada partida. Además encontramos objetivos adicionales que tras ser completados se sustituyen por nuevos para obtener unas de las múltiples monedas del juego. Con unas adquirimos y mejoramos habilidades, otras nos sirven para comprar complementos estéticos para nuestro héroe y la última de ellas, además de ser principalmente de pago, se utiliza para adquirir objetos premium como ropajes o peinados de los protagonistas de toda la saga Dragon Ball.
Sin duda un aliciente que atraerá sobre todo a los fanáticos de la serie. ¿Para el resto? Se encontrarán un título con un apartado técnico muy pobre y limitado, con la estética y capacidades utilizadas en la serie Xenoverse, algo que ni es muy atractiva ni tampoco refleja la apariencia marcada del anime. Decepcionante. La cámara además no será una gran compañera de viaje por culpa de un campo de visión reducido, de poca utilidad cuando priorizamos el sigilo… Algo que tampoco resulta especialmente satisfactorio por un control demasiado impreciso, con saltos que responden tarde, una distribución de botones poco habitual y extraña tornando acciones sencillas en algo demasiado complejo y poco intuitivo.
Dragon Ball: The Breakers debería ser un Free to Play donde madurar y crecer
Todo esto nos hace pensar en Dragon Ball: The Breakers como producto ideal para el Free to Play. Un claro hogar donde madurar y crecer, donde dejar de lado su pobre y descuidado aspecto audiovisual, donde poder centrarse en su finalidad de jugar y obtener una nueva vestimenta o ahorrar para comprar aquella habilidad que ansiamos. E incluso un lugar, si no es mucho pedir, que permita tener las clásicas melodías de la serie en lugar de anodinas, genéricas e incomprensibles composiciones que poco o nada encajan con un juego igual de desubicado.
Los villanos tienen fases durante la partida y mejoran su poder.
