La historia de Oni: Road to be the Mightiest Oni gira alrededor del folklore japonés, en donde un par de demonios llamados Kuuta y Kazemaru llegan a la isla de Kisejima con el objetivo de entrenar y hacerse más fuertes para enfrentarse al poderoso tirano Momotaro. Acompáñanos en esta historia de venganza para conocer el futuro que les depara a esta pareja de héroes atípicos.
Dos demonios son mejor que uno
Oni: Road to be the Mightiest Oni es un juego de acción y exploración en donde nos enfrentaremos en numerosos combates contra demonios y descubrimos los secretos de esta misteriosa isla. Manejamos a los dos personajes casi de manera simultánea (aunque podemos jugar en cooperativo también). Kuuta va armado con un garrote y posee una técnica de combate directa, mientras que Kazemaru tiene la habilidad de absorber la energía de los enemigos y exponer su alma para que Kuuta las haga añicos.
Cada personaje se controla con un stick y botones diferentes. Kazemaru, dado su gran poder, cuanta con un medidor de resistencia que se agota muy rápido para que la ventaja en combates no sea tan abusiva. Kazemaru también cuenta con la habilidad de mostrar espíritus ocultos en el escenario y la posibilidad de atraparlos en los momentos de exploración.
Y hablando de la exploración, esta consiste en recorrer la isla en busca de setas que hacen de moneda de cambio en el juego. Esta isla al principio está delimitada por barreras invisibles, que a medida que avanzamos se irán expandiendo aumentando el perímetro que podemos recorrer. Como podéis intuir, muchos de los componentes del juego se sienten encorsetados por imposiciones artificiales, reduciendo la sensación de libertad que en un principio podíamos llegar a pensar que teníamos.
El desarrollo de la aventura gana intensidad y diversión a medida que avanza pues se nos van presentando diversa variedad de misiones, enemigos a derrotar e interesantes jefes finales, dejando poco a poco el tedioso y simple comienzo que experimenta el juego. El problema, es que entre estas fases que nos divierten se van intercalando otras que no lo son tanto y que tienden a la repetición; por no hablar de aquellos tramos en los que no se nos permite seguir progresando porque el propio juego nos obliga a recolectar y buscar objetos por el escenario de la manera más tediosa posible. Son momentos pensados para alargar de forma artificial la duración del juego y rompen con el ritmo completamente.
Isla manga
El apartado artístico y gráfico de Oni: Road to be the Mightiest Oni sorprende por su calidad y preciosismo, y más viniendo de un juego proveniente de una producción indie. Este imita la apariencia animada que podemos encontrar en las series manga actuales, creando personajes y escenarios que parecen sacados del cómic. Sin duda entra por los ojos.
En lo sonoro no podemos decir que falta calidad, el problema es que no sabe usarlo con sabiduría. Contamos con buenos efectos de sonidos, melodías y hasta un potente tema principal cantado con voces pero que por alguna razón se repite en multitud de ocasiones durante el transcurso del juego. Esto genera que este apartado se vuelva algo repetitivo y puede que anticlimático en ocasiones, al no guardar una relación con lo que ocurre en pantalla.
Oni: Road to be the Mightiest Oni tiene un gran problema de ritmo. Por cada idea buena que aporta se acompaña de otra muy mala. Como obra primogénita del estudio se nota que hay pasión y una base muy llamativa, pero han faltado en parte las herramientas para saber enderezarlas en la buena dirección. Puede que este primer paso del estudio sea recordado por lo que pudo ser y no fue, pero hay una base sólida en el apartado jugable y artístico que también es digna de elogio.
