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Análisis de Tales of Symphonia Remastered

Si te gustan los JRPG y tuviste una GameCube, es muy probable que Tales of Symphonia se convirtiera en un juego especial para ti. Tanto si es tu caso como si no, descubrir o redescubrir su aventura en Tales of Symphonia Remastered es algo muy recomendado para los seguidores de la franquicia, incluso si el trabajo de remasterización no es el que nos hubiera gustado. Nos llega actualizada la versión de PlayStation por lo que vamos a contar con nuevas secuencias de animación, un opening alternativo, algunas artes y misiones extra, pero vamos a “ganar” algunos aspectos negativos por el camino: la tasa de 60 frames que sí tenía la versión de Nintendo se baja a 30, popping y mayores tiempos de carga (se nota tras cada combate). Llega además esta vez en solitario y no junto con Dawn of the New World, pero esa decisión tiene sentido puesto que la “secuela” que vimos en Wii no es canon y se considera uno de los Escort Titles de la saga, y en las nuevas remasterizaciones solo tienen lugar los Mothership Titles.

Tales of Symphonia y el viaje de la elegida

En el mundo de Sylvarant, un joven llamado Lloyd Irving vive en un pueblo tranquilo junto a su padre adoptivo, el enano Dirk. Sin embargo, su amiga Colette es nombrada la elegida para recorrer el mundo para ayudar a la salvación del mismo realizando un peregrinaje hacia la Torre de la Salvación, por lo que Lloyd decide acompañarla en dicha empresa, a la cual también se unen su amigo Genis y el mercenario Kratos Aurion. El viaje está lleno de obstáculos y enemigos, así como varios secretos que buscan plantear realmente qué es la regeneración del mundo de la que se habla.

Como buen RPG, su equipo de personajes principales es uno de sus pilares, y en general no decepciona. Puede que algunos tengan el carisma algo más trabajado que otros, pero en general gracias a conversaciones extra que tenemos, podemos conocerlos a todos un poco más. De hecho, según las decisiones que tomemos en estos diálogos se determina quiénes son las personas más cercanas al protagonista, y eso ofrece la oportunidad de tener una escena especial con uno de ellos, o incluso una que se sale de lo habitual y cambia no solo ese momento, sino el devenir de dos personajes del grupo desde ese punto en adelante.

El mundo que exploramos está compuesto por razas de humanos, elfos y semielfos (marginados), y algunos de ellos pueden usar exsferas especiales para ganar habilidades extras en combate, por lo que dicho material tiene un uso militar en ciertos campos. Religión, revolución y justicia al final van a chocar en una aventura en la que iremos a pie, sobre nuestra mascota Noishe o incluso volando para movernos mucho más rápido entre lugares llegado cierto momento.

Un combate que sentó las bases de la saga

El mundo de Tales of Symphonia es similar al de cualquier JRPG de hace unas décadas. Existen ciudades, mazmorras y un mapeado general por el que nos movemos para ir de uno de estos lugares a otro. Este mapamundi esta formado por varios continentes e islas, y esconde también algunos secretos y lugares de interés. Tanto si nos movemos por este como por las mazmorras, los enemigos aparecen visibles y, si chocamos con ellos, comienza el combate en una escena diferente. A día de hoy no es algo que sorprenda y de hecho vemos hasta casos sin transiciones y mucho más orgánicos, pero en su momento no era lo habitual en las grandes sagas de rol.

El combate funciona en un entorno 3D que tiene una serie de raíles (todavía no tenía el movimiento libre la saga) que unen nuestra posición con la de un enemigo. Es decir, tenemos que seleccionar un objetivo y nuestro movimiento será solo hacia ese enemigo o en sentido contrario a su posición. Además de un ataque básico, podemos usar artes especiales que consumen puntos de maná, y podemos tener hasta cuatro equipados al mismo tiempo a diferentes combinaciones de botones (como los ataques especiales de Smash Bros., donde nos gustaría ver a Lloyd). Para realizar artes adicionales, establecer el comportamiento de los compañeros CPU (el grupo es de hasta cuatro, pero solo manejamos a uno) o utilizar objetos, podemos acceder a un menú que se ejecuta muy rápido y realizar las acciones pertinentes.

El combate es sencillo y directo, y en batallas contra jefes se hace necesario tener alguien en el equipo que realice magias, especialmente defensivas o de curación. Para que estas artes no estén “muy rotas”, si el que las está invocando sufre un ataque mientras está en ello, pierde la concentración y no puede ejecutarla, por lo que es tarea de los luchadores más físicos defenderlos también. Si somos de los que disfrutamos de este tipo de historias en compañía, durante los combates hasta tres amigos pueden ser los responsables de manejar al resto del equipo, algo que sin duda fomenta más la inmersión del grupo.

Es todo un clásico, con lo que ello conlleva

Las comparaciones son odiosas y eso está claro, incluso si lo hacemos con títulos de su propia saga que salieron poco después, como Tales of the Abyss. No en lo que a historia se refiere, sino en velocidad de combate, movimiento, fluidez por el mundo, relleno en el desarrollo (algunas conversaciones son para olvidar) y otros aspectos. A pesar de ello, tiene también muchos elementos que permiten que se pueda disfrutar mucho a día de hoy y que no sea injugable o algo que ha envejecido de tal manera que mejor dejarlo en el recuerdo (aunque nos hubiera gustado ver más mejoras en este remaster). En total nos esperan cerca de una 50 horas como mínimo, aunque con misiones secundarias, colección de enemigos y secretos podemos llegar fácilmente a las 70 u 80. Y si somos de los que queremos sacarlo todo, rejugarlo entero (o al menos desde el momento en el que tomamos una decisión clave) hará que el número de horas crezca todavía más.

Tales of Symphonia tiene buenas decisiones en lo que se refiere a progresión y experiencia, y un sistema de dificultad con recompensas y desafío ajustado (como en Bravely Default), lo que permite que pueda jugarse sin necesidad de farmear o grindear, o que si queremos hacerlo podamos centrarlo en puntos o momentos concretos a nuestra elección para ir con más margen. La historia nunca va a pedirnos mucho más de lo que haríamos con un ritmo normal de batallas y eso se agradece, aunque es cierto que hay ciertas secundarias o enemigos secretos que sí que requieren que tengamos un nivel más alto o que nos tomemos las batallas con otra filosofía y ritmo.

El juego luce como un título de su época, pero con texturas actualizadas a nuevas resoluciones. Hay un pequeño lavado de cara, pero el cel-shading sigue con la técnica de la época y eso se nota en algunos elementos algo planos y en que los personajes podrían lucir mejor. Podíamos pedir más desde luego, pero a pesar de ello seguimos contando con buenos diseños del cast principal, secuencias de vídeo que lucen como un anime de la época y una banda sonora de escándalo del gran Motoi Sakuraba, con temas que en su día supusieron toda una revolución y que siguen sonando bien en la actualidad. Como curiosidad, el juego tiene voces en japonés y en inglés, y solo el doblaje japonés tiene una mayor cantidad de secuencias y diálogos con voz.

El motivo de la elección de remasterizar Tales of Symphonia es claro (aunque el título pedía un remake a gritos), pues es el Final Fantasy VII de su saga. Eso no quiere decir que sea el mejor ni mucho menos (aunque para mucha gente sí lo es), sino que es la entrega más mítica de la franquicia para los seguidores, quizás en parte por llevarse el protagonismo en una consola en exclusiva mientras la competencia tenía Final Fantasy, Dragon Quest y Shin Megami Tensei entre otros. Puede que a día de hoy en algunos aspectos pueda estar desfasado en relación al ritmo, número de conversaciones y movimiento en la batalla, pero eso no impide que se pueda seguir disfrutando a día de hoy incluso sin necesidad de medidas de calidad de vida, algo que no muchos otros de la época pueden decir.

Resumen
Un remaster que se queda en una actualización muy básica de la que esperábamos más, y que llega con los aspectos técnicos de la versión de PS2 que eran inferiores a los de GC. Es quizás ahí donde podíamos haber pedido más, no solo en tema gráficos mejorados, y rendimiento, sino también algún extra de mejora de calidad de vida que se hiciese notar para un juego que no está hecho del todo para los estándares actuales. No obstante, a pesar de ello es todo un clásico que merece la pena ser jugado.
7.5
Bueno
Escrito por
Pikmin de nacimiento y strawhard de corazón, colecciono monedas DK por diversión.

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